Espero que escuches esta canción mientras lees, me antojé de escuchar a Silvio Rodríguez mientras escribía, gracias a una mini conversación twittera con @luisrodevia y creo que esta canción es perfecta para el post.
------
Se celebra en Colombia el día del amor y la amistad, mi primer día de estos sin una pareja. Aunque nunca lo celebro, es raro ver cómo todo el mundo juega al amigo secreto, se desea un feliz día y hace planes para celebrarlo con sus parejas; pero a diferencia de muchos, a mí el no celebrarlo no me molesta, estoy tan tranquila y feliz en este momento de mi vida que no hace falta celebrar ese tipo de días. No me molesta ver a las parejas demostrándose todo el amor que se tienen, todo lo contrario, eso me pone más feliz. Me gusta que la gente sea feliz.
Esta noche decidí no acostarme temprano, sino ver una película (algo extraño en mi), y lo hice porque hace unos días encontré un video sobre una película que no había escuchado nombrar (aunque si reconocía a su protagonista), Le Fabuleux Destin d’Amélie Poulain, y me llamó tanto la atención que tenía que ver la película.
Acabo de verla y no puedo evitar la sonrisa de oreja a oreja, pero tampoco las comparaciones con mi vida, con la de los demás. Por ejemplo, comencé pensando en las cosas que me gustan, y lo primero que se me vino a la mente fue el canto del pájaro que nunca veo y cada mañana viene a visitarnos; también me gusta escuchar las risas de mi mamá y mi hermana en el otro cuarto, aunque no sepa de qué se ríen; me gusta mirar los árboles o los edificios altos mientras voy en un bus, escuchando música en mi iPod; y aunque poco lo hago, me gusta consentir a los perros de la casa.
Después pensé en lo que no me gusta y debo decir que odio ver que un jefe regañe a su subalterno frente a otras personas, pero fue lo único que se me ocurrió en ese momento (debe ser porque estoy viendo el mundo rosado - como me decía un ex novio cuando comenzamos a salir hace ya muchísimos años-).
Después la película me hizo reflexionar sobre cuánto hacemos por ayudar a los demás y darle ilusión a sus vidas, realmente creo que hacemos muy poco, por no decir que nada. Si, Amélie se preocupaba por arreglar la vida de los demás sin interesarse en la suya, pero, ¿no hacemos nosotros lo contrario?, estamos tan inmersos en nuestra propia vida, que olvidamos que podemos hacer mejor la de los demás con pequeños gestos que no cuestan nada. Los extremos siempre serán malos. Creo que voy a intentar trabajar en eso, de cómo me vaya, les contaré más adelante.
Al final, como toda película, la protagonista encontró a su príncipe azul y fueron felices para siempre. Y ahí es cuando todas salimos a decir que eso sólo pasa en las películas, que ese tipo de romances sólo duran 2 horas (lo que dura el filme), o la frase de moda gracias a un libro que salió hace poco, que el príncipe azul se destiñe a la primera lavada. Bueno, pues ustedes que leen este blog saben que he dado con cuanto sapo hay, y del príncipe azul nada, pero alguna vez me leyeron las cartas, y aunque no me gusta eso (me da miedo), me dijeron que iba a conocer a un extranjero, me iba a casar y a tener la familia que quiero, debo confesarles que aunque no creo en las lecturas de cartas, en el fondo deseo que sea verdad. ¿Y por qué no tener la ilusión del amor ideal? En otro post describí cómo me gustan los hombres, pero también quiero que tenga defectos, no podría salir con alguien perfecto. Por ejemplo, me gusta que me celen (¿masoquista?), también me gusta un hombre que no sepa cocinar (no quiero a don perfecto en un sitio al que le estoy empezando a coger cariño), y también quiero un hombre que quiera reunirse con sus amigos los fines de semana a ver deportes (así yo tengo tiempo para mí).
Sí, creo que me puedo enamorar de nuevo, y también que por fin estaré con la persona perfecta para mí, esa que me quiera con mis defectos, así como yo lo aceptaré con los suyos.