25 jun 2012

Perdón

Publicado por Vivian Gil-Ro en 14:21 0 comentarios

"No suelo perdonar a la gente, por eso se me hace muy extraño cuando veo que alguien más lo hace, aunque sé que eso los hace muy superiores a mi."

24 jun 2012

Post musical: Aquí estoy yo

Publicado por Vivian Gil-Ro en 17:33 0 comentarios
"Yo te diré que si algo me hace sentir bien, es verte a ti, como cuando te conocí".


"Recuerdo los buenos momentos, voy a seguir y no parar, yo te prometo que yo puedo salir de aquí y volver atrás".

17 jun 2012

Post musical: Suin Romanticón

Publicado por Vivian Gil-Ro en 21:19 0 comentarios
"Cuando te quedes aquí, enmarcado en mi risa, y no puedas ya escaparte deprisa".


"Cuando te quedes así, tartamudo inconsciente, sin disimular el placer de tenerme".

"Siento que estás cada vez más dispuesto al riesgo, y a perder el control".

14 jun 2012

Momentos incómodos en el transporte público

Publicado por Vivian Gil-Ro en 8:22 0 comentarios

Cuando todo el viaje tienes que escuchar la conversación telefónica de una pasajera, contándole a su amiga las mil y una infidelidades de su actual pareja.

13 jun 2012

Citas virtuales

Publicado por Vivian Gil-Ro en 8:02 0 comentarios

Si la va a invitar a salir, por lo menos hágalo con buena ortografía.

12 jun 2012

Pareja...

Publicado por Vivian Gil-Ro en 9:00 0 comentarios

Madurar es entender que el príncipe azul no existe, pero que la persona que quieres a tu lado debe tener un par de cualidades indispensables, que no estarán en negociación.

11 jun 2012

¿Demostrando madurez?

Publicado por Vivian Gil-Ro en 11:04 0 comentarios

Hay personas "tan maduras" que ni siquiera pueden enfrentar sus propios miedos, y hasta para eso piden ayuda.

10 jun 2012

Primera impresión

Publicado por Vivian Gil-Ro en 22:17 0 comentarios

Ella dijo que la disculpáramos por darnos mal el pedido, que la próxima vez que volviéramos tendría más cuidado, lo que ella no ha entendido es que la primera impresión vale mucho y perdió como mínimo un cliente.

6 jun 2012

La edad de Cristo

Publicado por Vivian Gil-Ro en 8:11 10 comentarios
Normalmente el día de mi cumpleaños escribo un post en donde hago algún recuento de lo que ha sido mi vida hasta ese momento, pero sinceramente este año no es uno de mis deseos, no quiero mirar hacia atrás, sino analizar lo que cumplir 33 años me hace pensar o sentir.

A veces ni yo misma creo que haya vivido tantos años, es extraño además porque una persona de mi edad ya está casada, tiene hijos y lleva n-mil años trabajando en una oficina, muchas veces en algún empleo que no le gusta; ¿yo? pues yo no tengo hijos (todavía me gusta dormir toda la noche sin interrupciones), soy divorciada y trabajo desde mi casa en algo que me gusta.

Tengo muchos planes y una meta: 2 años. Pero en este momento, después de un par de años de sentirme en el limbo, estoy de nuevo viendo que voy bien, solo me falta organizarme un poco más, solo me falta un poco de disciplina que ya he averiguado cómo lograr, solo me falta un poco más de confianza en mi, pero sí puedo cumplir mis sueños.

No necesito tener un carro para ser feliz, no necesito vivir sola (¿por qué si en mi casa la pasamos de maravilla?), solo necesito hacer lo que me gusta y ganar dinero por ello para no depender de nadie, y eso, en este momento, por fin se está haciendo realidad.

Sigo en mi búsqueda, creo que no pararé hasta que muera, pero disfruto el viaje y trato de que los que estén a mi lado, aunque muchas veces no entiendan mis objetivos porque no son los "normales", también sean felices. Voy bien, lo sé.


4 jun 2012

Todo bajo la lluvia

Publicado por Vivian Gil-Ro en 18:16 0 comentarios
Dos en la ciudad by Fito Páez on Grooveshark

Era una tarde lluviosa en la ciudad, para sus habitantes se había convertido en algo normal y todos vestían abrigos y bufandas para atraer un poco de calor a sus cuerpos. La ciudad se convertía en un mar de paraguas, en donde todos caminaban sin fijarse en los demás.
Él vestía un elegante abrigo negro de paño inglés, una bufanda del mismo color y guantes compañeros. Se veía elegante y sobrio, como realmente quería que los demás lo notaran. Caminaba rápidamente para poder resguardarse lo antes posible del clima cuando de pronto sintió que su hombro se había estrellado, giró hacia su lado izquierdo y sus ojos se encontraron con una mirada interesante, enigmática, una hermosa mirada proveniente de los mas maravillosos ojos azules; él, que no creía en el amor a primera vista, había quedado prendado para siempre en ese preciso momento de aquella bella mujer.
Ella le sonrió, ambos se disculparon por su torpeza al caminar y continuaron mirándose por lo que les pareció una eternidad. Mientras tanto, la lluvia aumentó su intensidad y comenzó a golpear sus paraguas cada vez más fuerte, fue lo único en su entorno que los hizo salir de su estupor. Él la invitó a tomar un café y ella encantada, aceptó.
Entraron a la vieja cafetería de la esquina y se sentaron junto a la ventana, pidieron el café y comenzaron a conocerse; afuera, la gente indiferente casi corría para huir de la tempestad, pero para ellos no había nadie más en el mundo que el ser que tenían al frente. Sonreían, coqueteaban y para ellos el tiempo se había detenido, querían explorar tanto del otro que pasaron casi toda la noche hablando. Cuando cesó la lluvia él la acompañó hasta su casa y sin poder evitarlo, sus labios se juntaron para formar el beso más tierno que pudieron haber dado jamás.
Sin haberlo dicho, a la siguiente noche ambos llegaron a la misma cafetería. Su alegría fue inmensa al encontrarse allá, y desde ese mismo instante supieron que no se volverían a separar jamás. Se contaron secretos, anécdotas y rieron juntos de las más extrañas historias que cada uno tenía para compartir.
Se conocieron, comenzaron a salir y juntos empezaron una nueva vida para siempre. Fueron felices, se complementaban y siempre se detenían en la vieja cafetería a contemplarse el uno al otro, mientras los demás corrían afuera, huyendo de la inclemente lluvia.
Escrito el 25/10/2009

1 jun 2012

Intruso en el refugio

Publicado por Vivian Gil-Ro en 22:51 0 comentarios
Felicidad by Godwana on Grooveshark

Estaba sentada en el banco de un parque, miraba al infinito y tenía la mente en blanco, algo inusual en ella, que era una mujer que siempre estaba pensando mil cosas a la vez, hacía planes, recordaba canciones, imaginaba los más románticos poemas y deseaba realizar muchas buenas acciones a la vez.

De pronto sus ojos se posaron sobre una hermosa pluma blanca que paseaba por el parque a merced del viento, era pequeña, tímida, quería pasar inadvertida, pero jamás lo lograría con esta mujer sentada en el banco del parque. Ella vió la pluma e inmediatamente su mente comenzó a volar también, imaginando todo lo que pudo haber visto en sus viajes empujados por el viento, cuando de repente un niño pequeño saltó, la tomo entre sus manitas y se dirigió a la mujer con una gran sonrisa en su cara. Él se había dado cuenta que la mujer quería tenerla y para ella la había atrapado. Era su madre y aunque fuera solo un infante, tenía claro que quería darle todo, así como ella le daba a cada instante todo su amor, toda su atención, toda su vida.

La mujer le devolvió la sonrisa, guardó la pluma en el bolsillo de su camisa, en ese que quedaba al lado del corazón, tomó al niño de la mano, lo besó y le propuso que volvieran a su casa. Allá estarían solos, era su mundo, nadie podía vulnerarlo, nadie podía entrar más que ellos dos, ni siquiera las plumas voladoras, por más hermosas que fueran.

Allá en su pequeña casa eran felices, jugaban, cantaban, aprendían, crecían juntos. Nada los dañaba. Fue así, entre risas y secretos que hablaron de todo, el niño preguntaba constantemente a la madre y ella, en medio de su gran amor respondió pacientemente a cada una de sus dudas.

Una tarde, mientras la madre esperaba a que su hijo saliera del colegio, un hermoso perrito se le acercó y comenzó a batirle la cola, ella lo miró enternecida y lo levantó al nivel de su cara, en el momento en el que el animalito se disponía a lamerla para mostrar su aprecio, ella sintió que halaban suavemente su falda y, al mirar hacia abajo vió a su hijo junto a ella con cara curiosa; sus ojitos no sabían hacia dónde dirigirse, si a su mamá para que le explicara por qué tenía un perro en las manos, o a ese precioso animal que lo observaba desde las alturas.

Su mamá entendió esa mirada y le dijo que acababa de verlo, juntos buscaron incansablemente a los dueños pero fue una causa perdida, no lo lograron. Ya empezaba a anochecer y los tres: madre, hijo y perro estaban cansados y hambrientos, por lo que se dirigieron a su casa a reposar. En su refugio soltaron al animal que comenzó a recorrer toda la casa, olía cada rincón, lo inspeccionaba y sin que sus nuevos dueños lo notaran se apropiaba de cada uno. Este era ahora su hogar.

La mujer y el niño le dieron comida al perro mientras le ubicaban su cama junto a la chimenea De ahora en adelante ya no eran solo los dos, un intruso había logrado ingresar a sus vidas con una mirada tierna y ahora eran tres: tres para jugar, tres para cantar, tres para aprender, tres para crecer.

(Escrito el 23/10/2009)

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