Es de conocimiento general, que el pasado 6 de Junio cumplí 31 años. Lo celebré muy bien en Medellín, con mi mamá y mi hermana; conocí gente muy interesante y visité lugares de esa ciudad a los que no había ido. Publicando las fotos en #fb me dice una amiga (también lectora de este blog), que no dijera que tengo 31, sino que tengo 29, y viene a mi mente la pregunta que siempre me he hecho, ¿por qué carajos las mujeres se quitan la edad?
Por genes, tengo ya las mal llamadas patas de gallina por reírme tanto (vienen de mi mamá), y la conocida línea en la frente por hacer mala cara (viene de mi papá), y la gente me dice que por ser tan blanca se me notan más. Me encantan mis patas de gallina, porque le dan todavía más expresión a mi mirada, pues yo sonrío hasta con los ojos. Además de eso, he vivido muy bien estos años, he quemado etapas y no me arrepiento, para nada, de ello. En el colegio fui una buena estudiante, muy juiciosa y dedicada a su estudio; ya en la universidad me rebelé y me bebí hasta el agua del florero sin dejar de lado mis estudios (en la E.A.N., porque del Politécnico mejor no hablemos), pues me becaron tres veces por mérito académico, de las cuales me siento muy orgullosa, ya que no cualquiera saca una ingeniería, y mucho menos becada. #Chicanera.
He bailado hasta más no poder (y además lo hago muy bien, especialmente si es salsa), y salía todos los viernes sin excepción alguna, hasta el amanecer; tuve noviazgos cortos y divertidos, así como relaciones largas y estables que me enseñaron muchas cosas, también salí con tipos perdedores (de esos de no presentar en la casa) y gracias a Dios no fui novia de ninguno (omite esto último mamá); trabajé en empresas explotadoras y tuve un par de jefes buenos, así como infinidad de superiores insoportables, vagos e irrespetuosos. He desechado amistades que solo me roban energía y he aprendido a preocuparme solo por los que importan (mi familia y unos muy pocos amig@s), aprendí que la gente se muere y es algo tan natural que hay que aprender a extrañarlos, sabiendo que la vida sigue y uno no se va con ellos; decidí que mi frase favorita es: “¿Y lo bailao’ quién me lo quita?”, y que no se puede ser buena persona siempre, por eso a veces “el fin justifica los medios”.
No he viajado tanto como quisiera, pero algún día llegará mi día y les chicanearé mucho con las fotos; descubrí que la música es mi motor y que aunque no cante tanto como mi abuelita, adoro mi voz afinada y por eso amé los semestres en los que pertenecí a la tuna de la universidad y ensayaba con la orquesta. Sigo teniéndoles miedo a los gatos y a las arañas y sé que aunque tenga 31 años, o 50, seguiré gritando como loca histérica cuando se me acerque un animal de esos. Acepto que soy adicta a la coca-cola y a Internet, y realmente no me interesan ni la celulitis que esta me genere, ni las horas de sueño perdidas por estar pegada a la red, pues mis adicciones son superiores a mi.
Sigo peleando, como la mayoría de las mujeres, por mi peso, y soy feliz con mi cola y mis senos (aunque los hombres solo digan que lo bonito de mi, son los ojos y la sonrisa); amo cambiar de corte cada vez que se me venga en gana para no parecer una foto, y ya sé que definitivamente el pelo corto no me queda bien. Aprendí que tengo más afinidad con los gays que con las mujeres, aunque no tenga ningún amigo-amigo homosexual. Sé que debo aprender a ser mejor amiga, pero realmente no me nace en esta etapa de la vida; adoro a mis “sobrinos” y aunque me parecen maravillosos los nuevos bebes de la familia, realmente no me veo dejando de dormir porque llore un niño, soy aún muy egoísta. Decidí que si a los 35 no he tenido un hijo me voy inseminar artificialmente, y ya sé que tengo el apoyo de mi familia cercana (aunque ellas quieren que sea ya, lo siento, todavía no les daré el gusto de ser tía y abuela :P). He probado la marihuana y sé que para reírme mucho no necesito fumarme nada, eso ya está en mi naturaleza; manejo mis crisis asmáticas al derecho y al revés y sé que lo que no logre un inhalador, lo logra un tinto; sigo siendo terca para ir al médico, pero ya no hago tanto show cuando tienen que sacarme sangre. He dejado de dormir tanto, pero vivo con sueño todo el tiempo y mis pies cada vez son más friolentos. Sigo siendo una niña consentida, y no planeo dejar de serlo (¿por qué lo haría? Mi papá murió a los 48 y todavía era así y tengo tíos que tienen más de 50 y son súper consentidos, no le veo lo malo a eso).
Mis primeros 31 años me han traído satisfacciones, caídas, lágrimas, problemas, tropiezos, alegrías y conocimiento propio, y no quitaría ninguna de mi vida, por eso no puedo tampoco decir que tengo menos años, porque no sabría cómo cuadrar tantas experiencias (que sé, podrían haber sido más) en menos años de los que son. Estoy feliz con mi edad, sí, soy modelo 79 y aún así continúo sin entender por qué las mujeres se quitan la edad, ¿no están orgullosas de lo vivido?
2 comentarios:
conociendo tu blog pro recomendación de...(se me olvido) pero me gusta tu forma de expresarte y las sinceridad en tus palabras.
regresare por estos lares.
Muchas gracias por leerme y por dejar tu comentario. Espero que leas las entradas antiguas y estés pendiente de las próximas. Un abrazo.
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