El dinero no hace gente

Conocí personas sin mucho dinero en sus bolsillos, que me enseñaron grandes lecciones de vida, como que hay que trabajar para cumplir tus sueños, o que una sonrisa es suficiente para agradar a las personas sinceras; también conocí personas que no sabían en dónde guardar tanto dinero que tenían, y que me mostraron lo negra que pueden tener el alma, que me demostraron que graduarse de una “buena universidad” no indica que sean personas educadas y que piensan que por “ser pudientes” pueden tratar a los demás como basura.

Me di cuenta que la gente humilde que trabaja día a día por salir adelante, es la que valora más y mejor cada una de las recompensas que les da la vida, mientras que los que tienen todo desde niños, creen que la vida está en deuda con ellos, y todo les debe caer del cielo.

Por eso prefiero la gente que lucha cada peso que tiene en el bolsillo, que trabaja a diario por hacer de su vida y la de los demás cada vez mejor, que ayuda al prójimo sin esperar nada a cambio y que sonríe aunque en su casa tenga problemas, porque sabe que algo (Dios, una energía suprema o lo que sea en lo que crean) no los dejará caer, y que si caen es porque la recompensa después del gran golpe será mejor que no haber sufrido en absoluto.

Espero que esa gente trabajadora pueda cumplir todos sus sueños, todas sus metas, tener todo el dinero que quieran (fruto de su trabajo) pero que jamás olviden sus raíces, que no olviden sus valores y su educación, que recuerden que en algún momento alguien les dio la mano y deben retribuir a la sociedad esa ayuda, colaborándole a alguien más para que también cumpla sus sueños.

Espero que los que tienen dinero por montones comprendan que además de gastarlo en banalidades, también deben colaborar a los que no lo tienen todo, que mirar por encima del hombro a los demás no te hace mejor persona, solo te hace mezquino y desagradable, y que cada humillación que imparten a los demás, se les devolverá con creces, y pagarán acá todo lo malo que hicieron.