30 abr 2010

Me gustan los hombres...

Publicado por Vivian Gil-Ro en 21:13 9 comentarios

Me gustan los hombres que tienen carácter, que hacen valer sus ideas y que luchan por sus sueños. Me gustan los hombres inteligentes, independientes, emprendedores y divertidos, que sepan cuál es el momento adecuado para cada cosa.

Me gustan los hombres trabajadores y detallistas, que les guste bailar pero que no quieran andar solo de fiesta. Que tengan una buena relación familiar y que sepan respetar a los demás, no atropellar sus derechos ni sus sentimientos.

Me gustan los hombres caballerosos, que les guste compartir todos los aspectos de su vida con su pareja, que sean tiernos pero no melosos, varoniles, de mente abierta, que les guste cuidarse pero que no sean metrosexuales.

Me gustan los hombres consentidores, cariñosos y que me enseñen cada día algo nuevo. Que demuestren sus sentimientos, pero sobre todo que me respeten.

Bonus: Si me conquistan como en este video.

19 abr 2010

El día en que el mundo se me vuelve borroso

Publicado por Vivian Gil-Ro en 12:51 2 comentarios

Para los que no sepan, me detectaron miopía desde los 12 años, y uso lentes de contacto desde los 14 porque nunca pude acostumbrarme a las gafas, me producen migraña y dolor en el hueso temporal (que realmente son dos). Mi miopía ha aumentado tanto que lo primero que debo hacer al despertarme es ponerme los lentes, y lo último antes de dormirme es quitármelos; además, la operación que tendrían que hacerme no es la típica de un punto con laser en el ojo y ya, es algo más complicado que me explicó la doctora en mi última cita con dibujo y todo, y voy a ser sincera, me da pánico hacerme. Por eso, seguiré usando lentes hasta que me vuelva una mujer más valiente.

Una vez al año, mis ojos se rebelan contra el uso y abuso que le doy a los lentes y los rechazan completamente sin importarles el día de la semana que sea (cuando trabajaba en oficina era terrible, porque mi jefe no entendía que sin lentes, no podía llegar a la puerta de mi casa ni siquiera). Pues el sábado pasado en la noche, estaba en mi casa viendo una película y ya al final de esta sentí un dolor en el ojo derecho el cual también comenzó a arderme mucho, así que me quité los lentes y me eché las gotas que uso cada noche y que me hacen pensar las mil y un groserías, porque arden demasiado (tienen uchuva y miel, si, esas, las conocidas gotas angelita); me volví a poner los lentes luego de un rato, pero mi ojo derecho continuó con su rebeldía y tuve que terminar de twittear esa noche cual tuerta, como se los hice saber a mis amigos twitteros (http://twitter.com/viviangilro/status/12371136533).

Al otro día, mi ojo era un mar de lágrimas, lloraba solo y el dolor no permitía que usara lentes, así que resignada decidí descansar el domingo de mis segundos ojos. El problema es que los primeros no me sirven mucho, así que todo el día escuché History Channel para obviar los chistes con imágenes que suelen dar en mis series favoritas, me llevaron el desayuno a la cama (un minitamal) y aunque me encanta eso tiene algo con el que lo preparan y que, para mí, no se come, y como yo no alcanzaba a ver bien qué estaba comiendo, a la boca eso fue a dar (nada agradable el sabor); tender mi cama fue toda una labor de inteligencia, pues soy super cansona con eso y no me gusta que queden arrugas en las sábanas ni en las cobijas, bien complicado dejarlas templadas viendo todo borroso. Luego el baño, otra odisea completa (aunque para que supieran lo que esto es, tendrían que conocer la distribución de mi casa), así que mi día pasó en la cama durmiendo casi todo el tiempo para no esforzar mucho los ojos y no aumentar mi dolor de cabeza.

Tenía que ser la enfermera de mi hermana y fui la peor, ni siquiera podía asomarme a su cuarto para mirar cómo seguía, pues no alcanzaba a ver si ella estaba dormida o despierta. La hora del almuerzo fue otra cosa bastante complicada pues tuve que pasar a donde mis abuelitos (queda al lado), gracias a Dios me conozco el camino de memoria, porque créanme, soy tan miope que no veo los escalones para entrar a esa casa.

Después de este día tan improductivo, amanecí hoy con ardor en ambos ojos, pero por lo menos con la posibilidad de ponerme los lentes. Es en días como el de ayer que admiro tanto a las personas invidentes, yo no podría hacer todo lo que ellos hacen, mis días borrosos son perdidos para mí, porque no fui capaz ni de darle de comer a los peces. Espero que pronto logre superar mi miedo y dejarme operar, para no volver a tener estos días, que lo único que me dejan es una gran admiración por las personas que no tienen vista.


15 abr 2010

53 años y contando

Publicado por Vivian Gil-Ro en 19:02 0 comentarios

El pasado martes 13 de abril mis abuelos cumplieron 53 años de casados. Eso es mucho aguante, ¿o no? En mi familia todo el mundo (excepto yo) se han casado con la convicción de que el matrimonio es hasta que la muerte los separe y aún más los abuelos, que jamás han pasado en separarse (menos mal que mi ex esposo es bautizado mormón, y yo tuve que casarme por lo civil, si no, estaba metida en la vaca loca). Tienen 4 hijos y además criaron a un sobrino de mi abuelita. ¿Se imaginan la casa con 5 niños casi todos de la misma edad? ¡Yo me enloquecería! Bien, pues mi abuela no solo tuvo que criarlos mientras hacía los oficios de la casa, sino que además tenía que estar pendiente de todo lo de mi abuelo y, según cuenta ella, casi obligarlo a que le pagara la universidad a todos los hijos porque el muy terco no quería; bueno, a todos menos a mi mamá que por andar de loca tuvo a esta hermosa niña que les escribe, a sus 17 años.


Así que hagan cuentas, mi abuela tenía en su casa a un hijo hombre en sus 20, una mamá adolescente (y su esposo, también de 20 años), dos preadolescentes y una nieta recién nacida (el sobrino ya se había casado para esa época); yo con eso saldría corriendo cualquier mañana, pero no, ella siguió adelante mientras su esposo trabajaba de conductor para darle de comer a toda esa gente (excepto a mi mamá, a mi papá y a mí, pues para eso mi papá trabajaba, no le quitemos méritos al hombre).

Seamos sinceros, un hogar en esta época y con esas características no sobreviviría tantos años; parece que ahora al primer problema medio complicado, culpamos al otro y ya con la solución a mano firmamos los papeles y quedamos libres de toda responsabilidad. ¿Estaremos viendo ahora los matrimonios como noviazgos con convivencia, los cuales podemos ir cambiando fácilmente sin tratar de luchar por ellos? A mi parecer muchas personas (no todas, lógicamente) nos hemos vuelto facilistas y tomamos el matrimonio muy a la ligera, así que sinceramente prefiero que la gente se vaya a vivir con sus respectivas parejas, antes de saber que van a casarse sin la preparación y el conocimiento suficiente como para afrontar este reto con madurez, y sabiendo que deben luchar al máximo para lograr un matrimonio feliz y armonioso, y así algún día, poder celebrar en familia 53 y más años de matrimonio.

A mis abuelitos mis felicitaciones, pues a pesar de todos los problemas que pudieron haber tenido a lo largo de todos estos años, nos dan a sus hijos y nietos el ejemplo de un matrimonio bien luchado y bien llevado. Gracias.



12 abr 2010

Las parejas y la evolución

Publicado por Vivian Gil-Ro en 23:50 5 comentarios

Hablando hace unos días por GTalk con @praetor2004 sobre la evolución (tema que me interesa mucho, pero del que casi no sé nada, debo admitir), no recuerdo cómo la conversación llevó a que yo escribiera que todas mis parejas han sido personas muy inteligentes (creo que dije brillantes, la verdad) y él volvió a decirme que eso también hacía parte de la evolución, en pocas palabras, que estamos programados para dar buenos padres a nuestros hijos, aunque a mí el tema por ahora no me llamara la atención, era algo que hacíamos casi instintivamente.

Teniendo eso en mente, me puse a analizar a tooodos los novios que he tenido en mi vida: seis, y salió algo así.

Primer novio: Yo tenía 15 años, él 16. Vivíamos en el mismo conjunto y debo decir que era el más centrado de los muchachos de esa edad en mi barrio. Leía bastante, tocaba guitarra, componía canciones, escribía poemas (que realmente no me gustaban mucho, la poesía no es mi género literario favorito) y compartíamos el gusto por el basketball. Teniendo en cuenta el tema de la evolución, y pasándolo fríamente al reino animal, podríamos decir que era el mejor de la “manada” (si suena feo pero, ¿qué hacemos?), entonces ahí se cumplía lo que dijo mi amigo twittero, efectivamente tenía a un buen prospecto para padre de mis hijos, aunque debo aclarar que de cogida de manos no pasamos nunca (respira tranquila mamá, se que estás leyendo).

Segundo novio: Ambos teníamos 16 años, es más, él es 6 días menor que yo y ese es un tema que todavía me molesta, la verdad (debo aceptarlo, no sirvo para salir con hombres menores, creo que soy bastante conservadora con ese tema), él era cantante y tocaba guitarra, adicto a la música como yo, cursaba noveno de bachillerato cuando yo ya estaba en primer semestre de la universidad, así que el noviazgo no duró mucho, cada uno andaba en un mundo aparte. Solo dos veces en la vida me he “cuadrado” con alguien por su físico como primer requisito, esta fue la primera, y con un noviazgo de cuatro meses debo decir que no me fue bien con esa elección. No porque fuera una mala persona, en lo absoluto, solo porque teníamos puntos de vista muy diferentes y esperábamos de la vida distintas cosas, entonces mi pregunta es: ¿en dónde quedó lo de la evolución y su forma de hacerme escoger buenas parejas? Debo aclarar que esporádicamente cruzo alguna palabra con él por messenger y se ha convertido, por lo visto, en un hombre al que le va muy bien en lo profesional, pero seguimos yendo por caminos diferentes.

Tercer novio: Estudiábamos juntos en la universidad, yo tenía 17 años recién cumplidos y él ya se acercaba a los 19, perfecta diferencia de edad para mí. Él, un tipo muy inteligente, músico (¿pueden ver ya el patrón en mis gustos?), que me enseñó muchas cosas mientras estuvimos juntos. Fue mi primer noviazgo largo (3 años y 5 meses) y nos llevamos tan bien que ahora es mi mejor amigo. Además es un hombre trabajador, honesto y juicioso (claro, tiene muchas más virtudes, pero si las sigo enumerando, aquí me quedo). Punto para la evolución.

Cuarto novio: Estudiábamos en la misma universidad, pero no en el mismo semestre, él tenía 24 años y yo 20 (mi ex más viejito). Acá vamos a tener problemas porque el tipo es de lo mejor que existe, así que solo voy a decir unas pocas características para no aburrirlos: Inteligente, divertido, trabajador, familiar, sociable y cada día de nuestro largo noviazgo (6 años y medio) me enseñó algo nuevo para la vida. Extrañamente no es músico, aunque es hijo de un ex cantante. He visto cómo sube cada peldaño en su vida profesional y me siento feliz por él. La historia con este hombre daría para otro post, así que solo debo decir, tercer punto para la evolución. Tres de cuatro, en este punto del relato, @praetor2004 me puede estar convenciendo con su teoría.

Quinto novio: Tuvimos un noviazgo virtual, después de tres meses nos casamos (si no conoces la historia, te recomiendo que leas: "Un mal matrimonio"), yo tenía 27 y él dos meses menos que yo. El tipo es un rumbero empedernido, no tiene ambiciones laborales y hoy, a sus 30, no ha logrado saber realmente qué quiere estudiar. Bonita elección para padre de mis hijos, gracias a Dios no tuvimos ninguno. Y aquí es donde viene mi pregunta, ¿en dónde estaba la evolución en estos momentos?, ¿qué nos hace cambiar esa forma de pensar inconsciente, que nos dice que como pareja debemos escoger hombres brillantes, como le dije ese día a @praetor2004?

Sexto novio: Yo tenía 29, él 32. Un egresado de la universidad de los Andes, con múltiples postgrados, diplomados y todos los ados que quieran, en las mejores instituciones de Colombia y Estados Unidos; con un alto cargo en una aerolínea, habla tres idiomas (está aprendiendo el cuarto), viaja por todo el mundo y se da la vida que quiere. Inteligente, buen conversador, interesante, sociable y con muchas otras cualidades que hacen que el tema de la evolución esta vez cuente con un punto más a su favor, es más, diría que esta elección le da a la evolución un punto triple, si se me permite.

Después de esto, vamos con los resultados; de seis novios, la evolución ayudó a que escogiera correctamente a cuatro. Pero, ¿y los otros dos?, ¿por qué el que era el más seguro padre de mis hijos, mi ex esposo (leer: "El Divorcio") no se escogió buscando los parámetros de buen proveedor que se nos ha grabado a las mujeres después de tantos millones de años?, ¿Por qué a veces las mujeres escogemos unos completos vagos como pareja, en lugar de buscar a los buenos hombres? Creo que esto da para otra interesante conversación con mi amigo @praetor2004, a ver si él logra terminar de explicarme por qué, si está en nuestro subconsciente, las mujeres escogemos tan mal. ¿O te atreves tú a explicarme? Déjame tu comentario.

9 abr 2010

Maquillaje matutino

Publicado por Vivian Gil-Ro en 14:53 0 comentarios

Volviendo a las historias que les han pasado a mis amigas, les traigo la de Camila. Espero les guste.

Una mañana Camila muy temprano salió de su casa, como todos los días hacia su trabajo. Para poder dormir un poco más, tenía la costumbre de maquillarse en el bus como muchas otras mujeres, ya era una experta en el tema y calculaba muy bien el movimiento del bus para no salirse de la línea. Ese día no fue la excepción.

Muy bien vestida, pero sin una gota de maquillaje, se subió al transporte que le servía para llegar a su destino y después de pagar y sentarse, procedió a sacar su maquillaje para terminar de convertirse en una elegante ejecutiva. Base, polvos… toda su rutina iba a la perfección, maquilló uno de sus ojos con sombra, delineador y rímel, ¡Qué bellos se veían maquillados! Y en el momento en que se disponía a maquillar su ojo izquierdo escuchó la voz del conductor del bus que decía:

-¿Se pasan para el bus que está al frente me hacen el favor?

Ella velozmente guardó su maquillaje y se cambió de bus, dispuesta a escoger otra silla y terminar su rutina de belleza, pero cuál sería su sorpresa, cuando se dio cuenta que el nuevo bus que la llevaría a su oficina estaba completamente lleno y tenía que viajar de pié. Fue así como tuvo que aguantar las miradas extrañas de todos los pasajeros al verla con un ojo maquillado y el otro no, igual que las de los transeúntes en el camino del paradero a su oficina, y por último la del celador de su empresa, que además se encargó de contarle a sus demás compañeros cómo Camila se maquillaba solo un ojo para ir a trabajar.

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